Edmundo García
(www.latardesemueve.com / @edmundogarcia65)
Pocos se atreverían a negar que las declaraciones del aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump son cada vez más escandalosas; lo que hace contraproducente otro hecho: se sigue manteniendo en la punta sobre los demás competidores de su partido.
Un estudio realizado por el Survey Center de la Universidad de New Hampshire, hecho público el pasado martes 8 de diciembre, muestra a Donald Trump en primer lugar en la mayoría de los desgloses. (http://i2.cdn.turner.com/cnn/2015/images/12/08/relnh3.-.republicans.pdf)
Esta investigación aporta otro dato significativo para demostrar que el personaje puede ser un peligro, por lo que no se debe insistir en el error de subestimarlo: El tema de Seguridad Nacional ha subido en el interés del votante del Republicano del 19% (junio de 2015), al 21% (septiembre), al 50% (diciembre). Esto quiere decir que Trump podría manipular y acomodar otros puntos del temario general como emigración y política exterior en el tema de la Seguridad Nacional donde él, con algunas “cretinadas” demagógicas, se siente a sus anchas.
Unos de sus más recientes desafíos a la cordura fue pedir ante unos fanáticos seguidores en Carolina del Sur, que se impidiera la entrada de musulmanes a Estados Unidos solo por portar esa fe religiosa; lo que sería una violación a la constitución. Esto es preocupante en cualquier ciudadano norteamericano pero en particular en uno que aspira a la Casa Blanca; que Trump esté dispuesto a no observar la constitución para resolver una urgencia ejecutiva es algo que no debe pasarse por alto al considerar si verdaderamente merece confianza en un puesto que concentra tanto poder como es el de presidente de los Estados Unidos, que presupone el de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
La propuesta de un “plan anti musulmán” hizo reaccionar a la Casa Blanca y por su vocero Josh Earnest comunicó que esto lo descalifica como presidenciable. Pero como dije anteriormente, lo sorprendente es que mientras más desatinadas son sus declaraciones, más se reafirma en la preferencia de los votantes republicanos, lo que no augura nada bueno en el porvenir de ese partido.
Las declaraciones de Trump no han hecho esperar las comparaciones entre su proceder y el de Adolf Hitler durante una etapa. No se trata de una analogía gratuita, ni de un aspaviento electoral de un activista al servicio de alguno de sus rivales. El colega Eddie Levy, copresentador del programa La Tarde se Mueve, explicó en la edición del martes 8 de diciembre que la apreciación de que Trump se adentra peligrosamente en tópicos nazistas la comparten miembros de la Liga Anti difamatoria Judía, que ha estudiado detenidamente el proceso que condujo al Holocausto .
Esto se convirtió recientemente en un tema de debate nacional en Estados Unidos, cuando el “Philadelphia Daily News” decidió sacar en portada una imagen de Donald Trump haciendo un saludo con el brazo extendido al estilo nazi. El aludido se defendió diciendo que era un ataque hecho a su persona por uno de los tantos periódicos con problemas financieros en busca de lectores, pero la realidad es que una gran parte de la opinión consideró que los extremos a que está llegando el aspirante efectivamente actualizan el recuerdo de Adolf Hitler. Semanas antes de la publicación del “Philadelphia Daily News”, en La Tarde se Mueve, Eddie Levy se había atrevido a hacer la referida comparación, que a algunos les pareció injustificada. Este debate demuestra que tenía fundamento. Al menos en la historia, la intuición y el “olfato”, como reiteró Levy este jueves en el programa.
Las propuestas de Trump no saldrán adelante porque son inconstitucionales. Y desde el punto de vista práctico permanecerá en la campaña por la presidencia de los Estados Unidos porque tampoco se le puede descalificar. El vocero Josh Earnest quizás quiso decir que Trump estaba invalidado moralmente, o por normatividad. En cualquier caso, con esa declaración sobre el veto a musulmanes para entrar a Estados Unidos les ha hecho un gran favor a los extremistas del Estado Islámico, que ahora dispondrán de otro pretexto para sus crímenes.
Trump agrede, blasfema, y los demás aspirantes Republicanos parecen esperar pasivamente a que esto ocurra para responder con bochornosa debilidad. Marco Rubio y Ted Cruz se han distanciado de él, pero diciendo comprender algunas razones relacionadas con lo que dice. Por su parte Jeb Bush, a quien se le nota cansado y en franca debacle, ha salido con el galimatías de que se pueden aceptar emigrantes o visitantes del mundo árabe pero que sean cristianos. Los observadores atribuyen esa cautela a que los “candidatos buitres” lo que desean es que Trump empiece a corromperse como carroña para comerse ellos los votantes que le siguen, de los no se pueden distanciar.
Desde nuestro punto de vista, por muy absurdas que parezcan las declaraciones de Trump, los estrategas del partido Demócrata no deben cometer el mismo error que los del partido Republicano que, al no tomarlo en serio desde el principio, ahora lo tienen montado en el primer lugar de la preferencia de su electorado sin saber a ciencia cierta qué hacer.
El excéntrico candidato está demostrando que tiene un plan. No para apoyar indirectamente a Hillary Clinton desde la acera contraria, como se decía al comienzo de su carrera, sino para llegar a la Casa Blanca y convertirse en presidente de los Estados Unidos. Puede ser dentro del partido Republicano; puede ser desde un tercer partico que financiaría con su fortuna, al menos en los inicios.
Como decía al iniciar este artículo, si por casualidad (ojalá no suceda) un imprevisto como un ataque terrorista tiene lugar en fecha próxima a las elecciones, se puede generar un contexto político favorable a Trump que lo conduzca a la presidencia de los Estados Unidos. Si esto pasa, que a nadie le quepan dudas, se convertiría en un grave peligro para Estados Unidos y para el mundo.